jueves, 4 de septiembre de 2014

Escapada a Baviera by Sio - Neuschwanstein



Como comentábamos en el anterior post, de los seis días que estuvimos por tierras bávaras dedicamos dos a excursiones cercanas, una de ellas al castillo de Neuschwanstein, que es la que voy a contar hoy.

Lo guay que tiene esta zona es el Bayern-Ticket, un billete de transporte con el que puedes viajar durante toooodo un día por la región y parte de Austria, y por si fuera poco, se puede compartir hasta con cinco personas, con unos precios que oscilan desde los 23€ para una persona hasta los 39€ para cinco. Un chollo teniendo en cuenta que incluye toda la red de cercanías, el tren suburbano, el metro, el tranvía, los autobuses locales y casi todos los autobuses de línea. Este billete lo pudimos comprar sin problema en las máquinas de la estación central de München (München Hauptbahnhof).

Para llegar al castillo hay que tomar un tren hasta la localidad de Füssen, y desde allí, un autobusillo que sube hasta Hohenschwangau. Según mis notas, había dos autobuses válidos, el 73 y el 78, y en ambos se aceptaba el Bayern-Ticket, igual que en el tren.

Camino de ascenso a Neuschwanstein
De todas formas no tiene pérdida, porque nada más subir en el vagón te das cuenta de que no eres el único turista al que se le ha ocurrido hacer la misma excursión, así que sólo hay que seguir a la masa ;-)

Este viaje en tren hasta Füssen, de unas dos horas de duración, fue el que nos dio las mejores anécdotas del viaje. Cuando nos montamos ya estaban pillados todos los asientos con ventana (ouch!), así que nos sentamos al lado de un chaval que tenía los pies apoyados en el asiento de enfrente, con los cascos puestos y metido en su mundo. Perfecto para ir nosotros también a nuestra bolilla. Pero el tren seguía llenándose y al final apareció una señora, que rondaría los 60 años bien llevados, con una mochila, una gabardina y unas gafas tipo Elton John, que hizo al chaval bajar los pies del asiento con un gesto así como “fus fus”, y con eso completamos nuestros cuatro sitios.

Todo transcurría con normalidad, íbamos leyendo la guía o un periódico gratuito que había pillado en la estación ( sí, en alemán… ¡pero me entretenía con las fotos! ), cuando apareció el revisor: un alemán grandísimo en manga corta con los brazos tatuados. Por el tono con el que iba pidiendo los billetes parecía que estaba ya hasta el moñen de tener que lidiar con tanto güiri que le miraba con cara de conejito asustado sin entender ni papa. Cuando llegó a nuestra zona yo enseñé el papelito, le hizo clic clic, y sin más. Guay. El chaval de los cascos, más de lo mismo. La señora, ¡ay la señora! El revisor le devolvió el billete diciéndole que tenía que poner su nombre, la señora le miró en plan “excuse me?“, el revisor le espetó “your name!!! “, y a la buena señora no se le ocurre otra cosa que darle la réplica, diciéndole que ella sabía leer y escribir el inglés pero no sabía leer y escribir el alemán. ¡Lo que le faltaba al amigo! “Aaaaahhh y ¿dónde estamos, dónde estamos? Estamos en Alemania, se habla en alemán. Si yo voy a Inglaterra, se habla en inglés, ¿o no es así? “ decía el revisor, mientras avanzaba por el pasillo buscando la complicidad de un grupo de abuelitas alemanas que iban en unos asientos más allá. Yo ya estaba descojonada sólo de ver los gestos del revisor, cuando nuestra compañera de asiento gritó su frase épica, la que la encumbró como Personaje del viaje, y que todavía usamos como chiste privado… “ dis is a yuropian comiunitiiiiii !!! “. ¡Y la pongo como así, como sonó! Si aún me salta la carcajada con recordarlo, imaginen en ese momento, yo intentaba ponerle sonrisa comprensiva pero debía parecer gili apretando tanto los labios por no estallar en risotadas. Para terminar de redondear su actuación, la señora sacó el móvil y llamó a alguien a quien saludó en italiano y acto seguido empezó a contar en inglés su polémica con el revisor, que había sido very rude porque en München la gente era very local. Yo creo que esto lo hizo para que la entendiésemos los demás, como para buscar apoyo moral o algo, porque después de eso... ¡siguió la conversación en italiano! Y se despidió con un "Va bene, caro mio, Bruno, carissimo, ci vediamo a Roma, ti amo, ti amo!!!" Me imagino el careto del Bruno cuando su carissima empezó a hablarle en inglés y me da la risa one more time.

Bayern-Ticket, no olvides el nombre!
Como buen Personaje no dudó en avalanzarse sobre el primer sitio libre que quedó en otro grupo de asientos menos concurrido, y este fue el momento que aprovechó el chaval de los cascos, que había salido de su letargo después del yuropian comiunitiii, para entablar conversación con nosotros. Y es que ese momentazo había que comentarlo, aunque fuera entre desconocidos. Despúes de especular sobre si Bruno sería su hijo o su amante, nos olvidamos de la señora y empezamos a contarnos nuestro itinerario. Así supimos que era canadiense, estaba de viaje mochilero por Europa, venía de Berlín, había pasado por München y ese día haría la visita al castillo y a la vuelta partiría hacia Salzburgo, aprovechando el Bayern-Ticket. Josh, que así se llamaba, también nos regaló momentos memorables, como los bocatas que se hacía con todo tipo de embutidos megaolorosos (según él se había comprado los más raros para probar la comida local), o cuando nos dijo que las salchichas alemanas había que pelarlas ¡porque la piel era el intestino de un animal!

Volviendo a la información útil, cuando el tren llega a Füssen los autobusillos están justo al lado de la estación. Son fácilmente reconocibles por la cantidad de gente que se sube y porque en el cartel luminoso van marcados como To the castles. Y es que hay dos castillos en Hohenschwangau, aunque a nosotros el segundo no nos llamó la atención y no fuimos. De todas formas hay gente que opina que es mejor que Neuschwanstein, así que no lo descartéis.

Mapa para ver los castillos de Neuschwanstein y Hohenschwangau
El autobusillo para justo en el punto de información, perfecto para conseguir un mapa y preguntar por las opciones para subir al castillo. Hay 3 modos: en otro autobús que se pagaría aparte, en coche de caballos (wtf?) o andando. Yo recomiendo hacerlo andando si el tiempo lo permite, porque merece la pena la subida por un bosquecito súper frondoso con el verde más verde que te puedas imaginar.

Hay opción de visitar el castillo por dentro, aunque no es algo que me llame la atención. Para quien quiera, lo mejor es comprar las entradas por internet para no tener que hacer cola, y además, ¡las entradas se compran abajo, antes de subir al castillo!

Si como nosotros te conformas con verlo por fuera, imprescindible acercarse al puente de María (Marien-brücke), desde donde se pueden tomar algunas de las mejores fotos de este castillo de cuento, que fue el sueño de un Rey Loco y en el que se inspiró Walt Disney para el castillo de la Bella Durmiente en Disneyland.
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1 comentario:

  1. Imprescindible si se va por esa zona, la visita al "Castillo de Walt Disney". Yo fui con un grupo de amigos en 2011. Nosotros sí que pasamos a visitarlo y aunque no difiere mucho de lo que viene siendo un castillo antiguo, verlo no está de más, yo lo que más recuerdo es la enorme cocina que tenía. Recomiendo reservar el horario de visita desde España, creo recordar que había dos filas y va mucho más rápida en la que se




    Coincido con Sio, en lo de de que si se puede, se haga dando un paseo. Es verdad que es cuesta arriba pero merece la pena y desde la zona del castillo se hacen unas fotos estupendas.

    Muy bien explicado cómo llegar, así que no hay excusa para no ir!!

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